Debéis de confiar mas en vosotras. Yo estoy aquí y no Me alejo y mucho menos de vosotras. Os tengo recogidas en Mi Corazón, aún con vuestros miedos, angustias y sinsabores a la alegría, perturbadas porque no Me veis, asediadas por el egoísmo exterior. Confundidas por los miedos que os acechan continuamente para haceros sentir alejadas de Mi, pero no, Yo sigo y continuo a vuestro lado, es Mi misión. Es la vuestra acercaros. YO os acojo, os permito abrazarme, recogerme en vuestro corazón achicadito para que Me podáis cobijar, reconozco vuestra pequeñez y alegro Mi Alma y Mi Corazón en sentiros. Todo esto está dicho con el sabor a la miel de Mi boca puesta en vuestra alma. En un alma que Yo sé que añora Mi Presencia siempre, aunque no Me vea. Esperad, esperad, esperad. No os alarméis. Nada sucederá sin Mi Voluntad.
La trascendencia es la base de la iluminación. Para trascender en el pecado es como mirar a otro lado sin comprender.
El mirar a otro lado es la dicha para comprender. Miro sin comprender porque sé que tengo que mirar a otro lado. Pero en ese cambio, en ese sobrenaturalizar, mi pensamiento, mi actitud, mi yo hace que comprenda porque es un hecho irrelevante ante lo humano pero si consciencia divina. Es un estado sobrenatural. Estamos aferrados al dolor, necesitamos el lamento, la queja y es una continua demanda (cuanto mas te rascas mas te pica) Nos estimulamos el picor.
Aquí es cambio de mirada, para trascender, comprender y en esa actitud de comprensión se trasciende.