La humildad, que gran virtud, si se sabe vivir en verdad. Cuantas almas confunden vivir una humildad (ficticia) desde el agrado a los demás. Que me miren «como soy», lo que aparento para que no me vean, lo que engaño para coaccionar. ¿Estoy diciendo lo que soy cuando, realmente, ignoro quién soy? Reclamo atención para que me miren en «mi humildad». Cuanta falta hace el saberse abandonado y en ese abandono, reconoces la humildad que Yo poseo en ti, el reconocimiento absoluto. Eso es la verdadera humildad. Ese Soy Yo, y el que permanece en MI vive en la humildad, porque Yo Soy el Único, el Humilde, el Sencillo.
Santos son solo los que ven al Padre en Mi.
La salud, que gran virtud, se puede caminar por el mundo sosegada, lleno de vida y sobre todo, confiada. Que alegría el que la posee, sabiendo que vive en Mi.
Salud del alma, salud confiada. Vida completa. Alegría del ser, del que se sabe amado y su felicidad irradia vida.