Cuando hay pérdida hay dolor, hay sentimiento de culpa. ¿Qué habré hecho para no merecer… etc…? Hablo de lo material y a veces también sucede en lo espiritual, ¿por qué no entiendo? Yo, yo…, y no eres tú sino Yo, y Yo no pierdo, no abandono, sólo suplico que Me améis como Yo os Amo y en ese Amor no existe la pérdida ni el abandono. Os suplico que Me améis como Yo os he amado. Perdonaros y escucharos, escuchad a vuestro corazón si Me hacéis poseedor de él. Sólo tenéis que abrir las puertas y dejadme penetrar en los sitios más oscuros de vuestra alma y veréis lo que hago. Ahí no hay dolor. No Me hagáis sufrir vosotras, os Amo tanto…

Abrid el alma de vuestras vidas y resucitad en ellas el sentimiento del Amor que Soy Yo. Acogedme a Mí para darme a Mí a los demàs. Vosotras dos tan pequeñas, aún más pequeñas os Amo.

(Le preguntamos a Él, ¿cuál es el camino, Señor? Y nos contesta): ¿Hay sosiego en vuestras almas? ¿Hay seguridad en vosotras? Rogad porque os circunde (aclara: cortar lo que sobra). Aprended a rogar.

Rogar es sentir la presencia de vuestro Dios con tal intensidad que cada palabra que brote de vosotras con tal intensidad que esa vibración llegue a los confines y… (no me fue posible escribir todo lo que dijo al respecto).

La súplica viene de Mí, no de vosotras, Yo suplicaba al Padre por vosotras. A vosotras os toca rogar, a Mí suplicar al Padre por vosotras. Rogad al Padre por Mí a través de Mí. (M.J. Habla algo de su alegría y Él le señala: tienes que dar Mi alegría no la tuya).

Os quiero más puros, más resistentes y más apoyados en Mí. Vuestra resistencia es la fuerza que os doy, la fuerza de la Verdad.

Si Yo os comparo con alguien que no conocéis, ¿qué pensaríais?, ¿de quién me habla? No conozco, no sé. Para saber, para conocer el referente al que tenéis que imitar lo tenéis que ver y sentir. Si no Me veis y conocéis, ¿cómo Me vais a comunicar?, ¿a qué imagen os vais a asemejar si no Me sentís? Abriros a Mi Voluntad y abrazad el corazón que os ofrezco y ahí depositad, como el que deja algo para que de su fruto sin tiempo ni hora, como un abandono pero en la confianza, veréis que germina a imagen y semejanza de su Creador. Eso es la confianza.

Abrid vuestras almas al abandono, al sosiego, a la responsabilidad, si queréis ser conmigo recreadoras, redentoras y realizadoras de sabiduría, no por vuestros méritos sino por Mí y en Mí. Tenéis que ser fieles a la Voluntad del Padre.

Hambre y sed de justicia es saber que sólo Yo sacio, Yo lleno, Yo cumplo mis promesas, Yo realizo. Justicia para Mí es saber que el corazón sana en la Verdad, sana por disponibilidad y por sentimiento de culpa en el perdón, perdona sin saber, pero sabe que perdona. Rogad porque ésto suceda. La mansedumbre arropa Mi Corazón porque la posee en demasía.