Resplandece el Señor en los cielos, glorificando Su Santo Nombre. Engrandece… (pierdo lo que el Señor dice).
El mundo necesita mas castigo y mas confusión para llegar, en algún momento, a vislumbrar la Misericordia de Dios.
Cuantas almas anhelan el bienestar, el gozo de un Dios en sus vidas. Sosiegan en el horror, en el miedo, en la angustia, en una necesidad sin límites, perdidas en el desconcierto de un mundo abrasado en las necesidades. Toman y no cogen, siembran y no dan. Todo son penas y malos augurios. Qué distintas son vuestras vidas porque Mi Alma está sosegada en vosotras, hijas Mías. Os Amo tanto que no podéis alcanzar a definir ni comprender qué es este Amor profundo y sincero. Grande como la inmensidad y rodeado de una Luz que os protege y alumbra, os señala el camino de Mi Bendito Amor. Cuánto Amo vuestra palabra puesta en Mi. Vuestras necesidades son las Mías. Mi sosiego vuestros corazones y Mi Pasión vuestra alegría. ¿ Comprendéis ahora por qué ruego al Padre? Siempre ruego al Padre para que no os perdáis del Verdadero y Único Amor, del regocijo bien merecido, porque Yo os hago dignas de ello.