Buscamos la Esencia del Amor. Pero el sentir, si es verdad, de esa conciencia de esencia de Amor, amamos todo, a las plantas, a los hermanos animales, a los hermanos que nos calumnian, a los que no nos entienden, a los que dicen: y estos que sabrán?, que prediquen con sus vidas o que nos dejen en paz. A todos hay que amarlos, pero no como un propósito de amor. Ahí no hay comprensión, la hay cuando sientes Su mirada en ti. Cuando sientes Su Vida circulando por tus venas y eres consciente de Su Vida en ti, Mi Vida. Hablo así para que comprendáis lo que es el sentir del Amor, para que sintáis el Amor en vosotras y respiro tan profundamente como el alma enamorada que palpita al unísono con la de Sus criaturas. Predicad, predicad, hablad de Mi, no os soseguéis con el engaño del yo ahora no puedo, no tengo tiempo, me canso, estoy ocupada, dónde voy a ir. Hijas obedeced, Yo os mando, Yo os envío donde Mi Corazón os necesita. Prended con vuestras manos el Corazón Inmaculado de Mi Madre, prendido a Mi en una continua ebullición de Amor, para que regocijados en el encuentro, sirvamos de alegría en el camino que os toca emprender. Hablo así para que os vayáis preparando. Soy Yo.
( Habla de los sacerdotes ): No saben lo que hacen. Están pendientes de cumplir un rito que ni ellos comprenden. Si supieran quién Soy, de qué hablan en la consagración con Mis Palabras » Haced esto en memoria Mía», sabrían lo que tendrían que hacer. Su cabeza y su mirada no se apartaría de la Sagrada Forma y de Mi Sangre convertida en vino para la consagración. Estaba previsto que ese vino fuera para esa consagración, ¿ Comprendéis?. Todos toman el cuerpo y la sangre de Cristo sin comprensión, no saben. ¿ Por qué? ¿ Y sus almas? ¿ Qué saben de Mi?. ¿ Sabéis lo que es la preparación para celebrar la eucaristía? Como se preparó el cenáculo, hay que hacerlo en cuerpo y alma para esa celebración. Que falta hace que comprendan, su comprensión. Entended hijas Mías y no Me abandonéis. Pido por cada uno y no dejéis de hacerlo vosotras por todos. ( Se refiere a los sacerdotes y los que celebran la eucaristía).
Hijas Mías hablo a cada una para que: los hijos de Mi Santa Madre Iglesia son elegidos especialmente por Mi para su consagración en su servicio. Solo Yo puedo sacarlos de la ignominia, de su necedad, están perdidos en una búsqueda equivocada. Ahora os digo: «Rogad a Ti Padre Eterno por cada uno, por todos designados y asignados por sus nombres en Tu Corazón, y enumerados de esta forma, sánalos, sácalos de su apatía, innecesaria para Mi Servicio ( al Padre) en Su Santa Madre Iglesia. Rompe las cadenas, que las rompan Señor, para que, atados solo a Ti, en la fidelidad y por la fidelidad a Tu Corazón, Te sirvan libres y santos, como Tu los quieres. Amén.
¿ Quién confía en Mi? El que Me ve. Que no diga que confía en Mi si no Me ve y no Me siente, que no sea mentiroso.
Dice el Señor: Santos lugares, santas almas.
Sosegaos y abandonad el dominio de la tierra, del mundo y de la fantasía innecesaria. Portad el Corazón Mío y el de Mi Madre, como emblemas vuestros, como santuario viviente con el reflejo de Mi Vida continua en la Unión del Padre en el Amor del Espíritu.