Solo si el alma se abandona a Mi. Solo con vuestra disponibilidad. Yo ya ahí puedo hacer. Pero cuando el alma se erige en hacedora de su propia vida, entonces es cuando sea hunde en su propio fango. El alma enorgullecida por sus «éxitos humanos», y cree que es debido a su voluntad y fuerza. Esta alma caerá en el fango y se perderá. Ni ve ni Me ve, y Yo a ella tampoco porque permanece hundida en el fango. Es como el aburrido (demonio) que ni ve a Dios ni Dios lo ve a él.
Estamos aquí para aprender. Esta vida es una oportunidad. Pero no aprendemos y cuando pasamos al otro lado, el alma ve el desperdicio de la oportunidad que ha tenido de conocer y aprender. Porque aquí, en este mundo, podemos aprender y ver las manifestaciones de Dios. Allí es diferente, allí se sufre. Y va limpiando. Sirven oraciones y méritos que se hagan en este lugar. A través de las oraciones, almas que penan y sufren, van liberando sus cargas, por su pesar de no haber llegado a saber, de no haber llegado a comprender. La pérdida de si mismos y por tanto del desconocimiento de Dios.